Como es sobradamente conocido, el arbitraje se ha abierto paso en el terreno de la solución de conflictos jurídicos entre empresas y/o los particulares, al presentar una serie de ventajas indudables, de entre las que destacan la rapidez y la flexibilidad en la adopción de decisiones, todo lo cual encaja con precisión en los parámetros que rigen las relaciones económicas
nacionales e internacionales.